31.8.07
Eleanor
Busco su figura entre la gente que cruza la calle, de ahí giro la mirada a un lado y al otro, nada. ¿Por qué la gente tiene por costumbre llegar tarde? En esta ciudad es dificil ser puntual, como en cualquier gran ciudad, pero si se llega a tiempo a trabajar, ¿Por qué no, cuando se queda con alguien?. ¿Es aquella? Parece que sí, su figura no muy alta, el pelo negro, lacio, hoy recogido en un moño alto, permitiendo que el aire acaricie su cuello, si reconozco esa camiseta verde lechuga, semiajustada, insinuando la cintura pero marcando sus caderas, cruzada en el pecho provocando las miradas de un hombre trajeado con otras cosas en la cabeza que sus negocios. Debajo una falda negra con un estampado a juego con la camiseta y unas sandalias de tacón bajo.Viene con esa sonrisa brillante, real, hay pocas sonrisas tan reales, que contagien, no sólo la sonrisa, si no la felicidad que lleva por dentro, mucha gente diría que es su aura, pero no, es esa sonrisa de sus ojos color miel de mirada inquieta pero segura, que acompaña a la de sus labios... ¿como los describiría?¿gruesos? No exactamente, llenos más bien, llenos de chispa, cultura y ese ácido con el que salpica sus bromas.-¿Qué tal? ¿Vamos?-Dice dandome dos besos-¿Cómo que vamos? Yo ya estoy, aunque me veas aqui, realmente ya estoy alli.-Joooooooooo, lo siento, pero hoy no me castigues sin postre.-Jovencita esto no puede seguir asi, asi que espero que haga alguna buena acción antes del postre para compensar, si no...-Está bien, prometo no cantar, ¿es suficiente?-No se, no se... Venga vamos que ya nos deben estar esperandoHabíamos quedado con el mogollón de amigos del Ángel (sus padres debían de ser muy irónicos, por lo menos en su juventud) en el restaurante ruso. Cuando Ángel y los 5-6 que habían llegado iban ya por la segunda botella de champan.-Chicos por fin llegais. Tu solías ser de los puntuales-dice mirandome a los ojos con esa sonrisa de Diablo.-Ye, ¿qué pasa? Precisamente por retrasarme un día, ¿me la vas a montar? ¿dónde están el resto?-Vais llegando poco a poco, como siempre, aunque me ha llamado Taro, para decirme que no puede venir. Tiene un movidón en el curro. Toma estas dos copas para los dos últimos en llegar, de momento.Me giré y la ví por detrás, hablando con Marta, ese cuello largo y sinuoso hasta los hombros, haciendo una curva muy bella, como la represantación de la función matemática perfecta. Baje un poco la mirada recorriendo su contorno, hasta las piernas, no eran las más largas, pero si tenían las proporciones perfectas, estilizadas, de muslos redondos, haciendose un poco más finas poco a poco, como si no pretendiesen acabar en el suelo, si no dejarla flotando.-Toma, que la tarde se acaba y toca despertar la noche.-Gracias, salud!-Salud! Marta. ¿Que tal el día?Mientras escuchaba a Marta, recordé lo que acababa de sentir y ver al darle la copa de champan, esas manos suaves, de dedos largos y uñas de colores. Luna se soplaba la pintura de uñas con distintos colores en cada creando un pintado único. Además siempre acababa a juego con lo que llevase puesto, como si el verde lechuga de hoy sobresaliese y mañana fuese el rojo o el azul.-Ahora que estamos todos, ponnos un chupito a cada uno de verdadero Vodka ruso. Si de ese que te deja ciego- Pude escuchar a Ángel mientras íbamos a nuestra mesa.
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